Llego el día! (crónica de los primeros días del viaje)

[Translation coming soon!] Y de repente nos encontramos cargando la kombi. Manoteando y metiendo en la cartera un rejunte de c osas que iba encontrando por la casa: un Off, un par de medias, unos auriculares, una libreta….Esa sensación que siempre tengo de estar olvidandome algo…

Partimos saludando por las ventanas, y escoltados por mi hermano y primo que nos acompañaron hasta Márquez y Panamericana donde nos esperaba otro grupo para un último adiós. Y con esos abrazos frescos encaramos la Panamericana. Nos miramos:  lo hicimos! Cinco o seis meses después de esa charla antológica en la plaza, estábamos concretando el sueño. Y nos sentíamos bien, tranquilos. El delirio se había transformado en un proyecto inevitable.

Un día azul. La ruta calentita. Francisca avanzaba hacia el oeste a su ritmo que ahora empezaba a ser el nuestro. En Chacabuco entramos al pueblo y buscamos una plaza con sombra y juegos. Pic nic, breve siesta y continuamos.

Primer destino: Laboulaye, provicincia de Córdoba. Diez kilómetros antes de llegar veníamos con la nafta justa. Paramos en una Esso y al bajar vemos un caminito de gotas que culminaba con un regio charco debajo de la camioneta. Perdimos todo el aceite, me dice Catire con una expresión tirando a blanca…Mientras una horda de mosquitos atacaba a los recién llegados.  Empujamos la kombi con manual (de VW para idiotas – así se llama) en una mano y llamado a Rudy (mecánico de BsAs) en la otra, mientras  anochecía en Laboulaye.

Llamamos a nuestra anfitriona de lujo: Josefina Lando, amiga y compañera de colegio. Hace ya algunos años que se vino con su familia a vivir a este prolijo pueblo cordobés. Enseguida vino al rescate junto con Curone, su mecánico de confianza. Remolcan a Francisca al taller y nosotros partimos a su casa y en dos minutos nos hizo sentir  parte. También tienen 4 hijos con edades parecidas. Enseguida los 8 se integraron como si se conociesen de toda la vida.

El jueves, mientras Catire iba y venía del taller, recorrimos Laboulaye, pileteamos con el sol de tarde y tomamos mate en unos bosques con  laguna y juegos de madera. El diagnóstico no tardó en llegar: se había agrandado el “retén del cigüeñal” (¿?), una goma que al estirarse dejaba pasar el aceite. Con el repuesto en mano, Curone nos aseguró que esa noche estaba resuelto. Con esa buena noticia celebramos con un asado acompañado de conversación de la buena:  la vida en el interior, los proyectos que pasan de sueño a realidad, poder vencer los apegos emocionales o mandatos familiares  para avanzar…   Tommy, el marido de Jose, de viaje por trabajo, se hizo presente en la conversación. Qué agradable poder hablar así, profundo, de sueños, de miedos, a  corazón abierto, con confianza. No nos veíamos hace mucho pero la conexión seguía. Tantas gracias!!

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Al día siguiente, con grandes abrazos de por medio  partimos hacia Villa Mercedes donde teníamos previsto un arreglo en el múltiple del escape (¿?) con un mecánico especialista. Mi papá está por empezar con una estrusadora de soja en un pueblo muy cerca de ahí: Justo Daract. Pero como llegaban el día siguiente llamamos a la familia Roca que hace muchos viven en el campo. No nos conocíamos pero nos hicieron sentir amigos de toda la vida. Otra vez, los chicos llenos de amigos. El sábado Nacho lo llevó a Catire a Mercedes a buscar la kombi. Tardaba mucho en volver…en eso aparece riendo por la bajo. Resulta que embalado con los ajustes que le hicieron a Francisca, con chacarera en los parlantes y mate en mano veía surfeando la autopista sanluisense. Cuando de repente el motor se desinfló.  Con el alma en los pies, otra vez abriendo el motor y buscando algo que le dé una pista… nada. En eso, se ilumina, enfoca en el medidor de nafta…vacío!! Se había quedado sin nafta. Un paisano que se apiadó, paró y sin entender mucho de qué se trataba, adónde iba y porqué no tenía ni bidón, ni manguera… le paso unos litros. Aliviado llegó al campo.

Esa noche, nos visitaron los Bogo-Landó que al llegar Tommy de viaje vinieron para la despedida. Se sumaron mis padres y Nacho deslumbró con un pollo al disco espectacular. Al día siguiente partimos a la planta en dulce montón. Impresionante ver en directo el trabajo de más de 4 años a pulmón de papá. Quedamos admirados de todo lo que había hecho. Qué lástima perdernos la inauguración prevista para dentro de poco. Pero agradecidos de haber podido incluir esta parada en nuestra ruta.

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Con abrazo y vitoreos partimos hacia Mendoza ya vislumbrando la cordillera y el cruce hacia terreno ahora sí desconocido. Qué buen arranque entre viejos amigos, familia y nuevos amigos!